Evitar el estres

Por: Psicóloga Angélica Gómez

¿Qué es el estrés y cómo manejarlo? Psicóloga profesional responde esta y otras preguntas.

La mayoría de los seres humanos hemos pasado por algún evento que ha desencadenado cierto nivel de estrés, pero generalmente su sintomatología resulta ser pasajera. Sin embargo, para otras personas termina siendo una respuesta cada vez más compleja, y si esta situación se prolonga, se puede llegar incluso a modificar la estructura cerebral generando afectaciones que no son detectables a simple vista. 

Definiremos entonces qué es el estrés, cómo se manifiesta, sus posibles afectaciones y cómo contrarrestar dichos efectos. 

¿Qué es el estrés?

Es un conjunto de respuestas fisiológicas que ayudan al individuo a prepararse y a reaccionar ante situaciones nuevas, de gran exigencia o peligrosidad, que resultan como una amenaza a la “estabilidad”. Frente a esto el ser humano genera repertorios cerebrales, conductuales y emocionales para adaptarse, y los van modificando a través del tiempo. Por ejemplo, un niño que teme a que su figura materna se moleste con él, buscará la manera de adaptarse para disminuir la cantidad de veces que es reprendido; este niño de adulto puede desplazar esa figura de autoridad y representarla en su jefe, con quien las situaciones de estrés ya le traen un repertorio de base, pero alimentado por las experiencias adicionales vividas a lo largo de su vida. 

El estrés puede ser beneficioso porque le permite a la persona activarse para responder, incluso mejor, a las demandas del entorno, dado que su cerebro se activa de tal manera que le permite estar alerta potenciando procesos cognitivos como la atención y la toma de decisiones. Pensemos por un momento en aquel estrés que se genera a partir de algo bueno como el comprar una vivienda e incluso irse de viaje, en ambos casos resultan ser eventos satisfactorios, sin embargo, el estrés puede surgir al pensar que detrás de la compra de una vivienda, viene el pago mensual del crédito y todos los gastos adicionales, o detrás del viaje viene su financiación, pero estos factores generan, en ese momento, un estrés pasajero, pues al tomar estas decisiones la recompensa emocional es mayor. 

Sin embargo, en algunas personas ese tipo de estrés no es pasajero, sienten que los desborda y abruma al punto de inhabilitarlos, es decir, los deja sin capacidades para responder, afectando procesos como la memoria y la capacidad para resolver problemas. Imaginemos por un momento que acabamos de olvidar toda la información que teníamos preparada para realizar una exposición, los pensamientos que pueden aparecer son en esencia de carácter negativo, catastróficos e irracionales, y de ser recurrente esta situación, el estrés se puede incrementar en intensidad y frecuencia, por consiguiente, lo que eran solo pensamientos, tiempo después consigue desencadenar reacciones fisiológicas como sonrojarse, presentar sudoración, náuseas e incapacidad de reacción. En este caso estaríamos hablando de un estrés crónico. 

¿Cómo se manifiesta el estrés?

Como lo mencionamos anteriormente, el estrés se desencadena en aquellas situaciones donde el individuo percibe que la demanda del ambiente constituye un peligro para su bienestar, en donde siente que iguala o excede los recursos que tiene para enfrentarse a ellas. Y aunque se puede generar de algo positivo (como lo es la compra de una vivienda), llegando incluso a motivar al logro de objetivos, cuando se inician las manifestaciones del estrés en grados más avanzados la sintomatología que se podría sentir está asociada con dolores de cabeza, indigestión, resfriados frecuentes, tensión muscular, problemas para dormir, fatiga,  infelicidad y, en sus puntos más críticos, incapacitar al individuo, desencadenando en cuadros clínicos de ansiedad, depresión e incluso ideación o actos suicidas.

Diferencia entre la afectación cerebral del estrés pasajero y el crónico

Pensemos nuevamente en el ejemplo de la persona que ha comprado una vivienda nueva y el estrés pasajero que vivencia en esta nueva experiencia de vida, lo que se identifica es que el cerebro tiene control sobre todo el sistema nervioso central, tanto de neurotransmisores, como de hormonas y del sistema endocrino, entre otros, los cuales, ante este tipo de estrés trabajan de manera coordinada, especialmente con los lóbulos frontales, encargados de evaluar, planificar y regular las estrategias conductuales que se implementarán. En el ejemplo, todo esto significa que la manera en que el estrés es vivenciado por el cerebro le permitirá a la persona tomar las mejores decisiones para solucionar, darles trámite a los factores desencadenantes del estrés y continuar con la ejecución de su plan. 

Ahora imaginemos el caso contrario, donde la persona lleva sintiendo por un tiempo prolongado altos niveles de estrés, el estrés crónico vuelve al cerebro deficiente, cumpliendo un rol opuesto a su función, inicialmente protectora, pues genera un sinfín de alertas que despiertan automáticamente la sintomatología, llegando al punto de presentarla sin estar los factores estresores presentes, simplemente con imaginarlo termina siendo suficiente. Supongamos que alguien le teme a las arañas y de solo pensar que se la va a encontrar, automáticamente se va a estresar, con solo el pensamiento es suficiente para desencadenar los síntomas, a esto se le suma que el cerebro ejerce control sobre las emociones, por lo tanto, la percepción del estímulo estresor puede ser más impactante de lo que realmente podría ser, alterando su estado anímico y posiblemente sus reacciones, pues lo inhabilita o lo prepara para la huida, lejos de afrontar el problema aumentando los pensamientos irracionales sobre dicho evento.

Por consiguiente, el estrés crónico tiene un impacto negativo en el sistema nervioso central, activando cambios neurofisiológicos y un desbalance hormonal que afecta a los sistemas endocrinos e inmunes. Asimismo, produce pérdida de neuronas en el hipocampo, como una reducción significativa en el volumen de la estructura cerebral, lo cual puede ocasionar pérdida de memoria y por ende, afectar los procesos de aprendizaje, precipitando con el tiempo un gran número de enfermedades físicas y mentales, tales como diabetes tipo 2, obesidad, ansiedad, depresión y suicidio. 

Cómo revertir los efectos generados en el cerebro por el estrés

En estos casos la recomendación es aumentar los niveles de autocuidado, esto significa un conjunto de acciones intencionadas para mitigar los factores, tanto internos como externos, que ocasionan el malestar, los cuales puedan estar comprometiendo la salud y calidad de vida. Por lo tanto, es importante detectar qué está ocasionando el estrés para así poder enfrentarlo y resolverlo. 

Una vez identificados los factores que generar estrés, es importante generar un plan de acción, por ejemplo, si lo que afecta es la carga laborar, evaluar un abanico de posibles soluciones: delegar trabajo, hablar con el jefe, establecer tiempos más realistas, aplazar cosas menos relevantes, convenir tiempos de entrega, organizarse mejor en tiempos y cantidad de tareas para una próxima ocasión, anotar e ir haciendo registro y control de tareas, etc.  

Emplear técnicas de relajación, con ejercicios de respiración, pues su efecto colateral es ayudar a oxigenar el cerebro, por lo tanto, este trabajará mejor y nos permitirá desempeñarnos adecuadamente, y esto, a su vez, nos ayudará a motivarnos y sentirnos bien con nosotros mismos. Todo es una cadena, nuestro cuerpo es un engranaje al que debemos permitirle funcionar de la mejor manera.

También es importante estar al tanto de los pensamientos que se generen cada vez que se enfrenta alguna exigencia o cambio, pues estos pueden limitar la capacidad de resolver una situación adversa, si tenemos registro y monitoreo de nuestros pensamientos, estaremos alerta a darles trámite y no permitir que tomen ventaja de nuestro estado. Atacarlos a tiempo, aterrizándolos a la realidad es la recomendación.

Además, es importante plantear actividades de autocuidado, pues se identifica que ante el estrés las personas suelen dejar de descansar, la ingesta de alimentos se torna irregular e incluso destinan menos tiempo a generar escenarios de ocio, por lo tanto, se sugiere que destine tiempo para sí mismo, realizar ejercicio, establecer horarios de sueño y espacios para compartir con familiares y amigos. 

Finalmente, si ninguna de estas estrategias le ayuda a sobrellevar el estrés, se recomienda que acuda a un profesional, en este caso a un psicólogo, dado que pueden existir otros factores que explique por qué se mantiene este funcionamiento.

Bibliografía de referencia

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