Videojuegos y redes sociales en salud mental

En los últimos años, ha aumentado la preocupación por la cantidad de horas que dedican los adolescentes a actividades como los videojuegos o las redes sociales. De hecho, diversas investigaciones han advertido de la peligrosidad de las mismas, sugiriendo un mayor control por parte de padres y tutores en beneficio de la salud mental de sus hijos. Sin embargo, y a pesar del estigma que lo ha acompañado a lo largo de este siglo, un estudio reciente muestra que este tipo de plataformas de interacción pueden llegar a ser más peligrosas que los videojuegos.

En los últimos años, los profesionales especializados con Posgrados en Psicología, han volcado su formación y experiencia en estudiar la salud mental de los adolescentes. Hasta la fecha, los resultados obtenidos indicaban que los videojuegos suponían un elemento desencadenante en
patologías como la depresión. Del mismo modo, el aumento de la popularidad de las redes sociales se ha visto señalado por su influencia en el bienestar de este grupo poblacional, aunque no al mismo
nivel que los videojuegos.


La investigación canadiense Association of Screen Time and Depression in Adolescence, realizada sobre un total de 4.000 adolescentes, sugiere un panorama completamente diferente. Si bien los investigadores hallaron pocas ventajas en el uso de los videojuegos, la realidad es que estar en línea jugando no llega a alcanzar la misma asociación negativa que al hacer uso de las redes sociales. De hecho, tras cuatro años analizando el comportamiento de los participantes, los investigadores hallaron que, a medida que aumentaba la frecuencia de uso de las mismas, se incrementaban también los síntomas de depresión, alcanzando una escala mucho mayor que el grupo ‘gamer’.


Del mismo modo, estudios previos afirmaban que los adolescentes que pasaban mucho tiempo frente a una pantalla de forma pasiva, ya fuera viendo la televisión o vídeos en Youtube, tenían mayor probabilidad de sufrir problemas de salud mental que si se involucraran activamente.

Los datos obtenidos por esta investigación canadiense siguen la misma línea, pero van un paso más allá. El comportamiento activo (interacción con otros usuarios a través de redes sociales) sigue siendo más beneficioso que el pasivo. No obstante, este también puede llegar a resultar peligroso
para el adolescente cuando se produce la ‘comparación social ascendente’.

Este tipo de comparación se produce con otros individuos que están en mejores circunstancias, tienen menos problemas o se comportan de mejor manera. Esta es más dañina cuando tratamos de equiparar nuestras vidas con las de personas con características alcanzables. Según esta teoría, al
sentir que no se está a la misma altura que el resto de los compañeros se comienza una espiral que refuerza los pensamientos y sentimientos negativos.


Sin embargo, es conveniente que conozcas algunos detalles antes de restringir o eliminar por completo el uso del teléfono o los videojuegos a tus hijos. Generalmente, los adolescentes en esta generación tienden a mostrar un mayor riesgo de sufrir depresión a medida que cumplen años. Si bien esta realidad se asocia con la influencia de las redes sociales, la realidad es que, a lo largo del estudio, la supresión de las mismas no se tradujo en una reducción significativa de los síntomas.


El creciente aumento en las tasas de trastornos mentales en adolescentes es una realidad alarmante en el contexto social actual. Por ello, investigaciones como esta son fundamentales para, poco a
poco, descifrar las claves de la salud mental en estas edades, revisando la influencia de nuevos elementos como los videojuegos o las redes sociales con el objetivo de reducir el riesgo de sufrir enfermedades más graves.

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