
Por: Psicólogo Pablo Castillo
Iniciar una vida amorosa o un vínculo de pareja después de la ruptura de una relación previa puede ser un gran reto, más aún cuando de aquella relación anterior quedan hijos, ya sea que estos queden al cuidado de uno mismo o de la expareja, este factor puede ser un punto álgido de tensión en la conformación de una nueva relación y hasta de un nuevo hogar.
Conoce nuestro servicio de Terapia de pareja
La unión de asociaciones familiares (UNAF) describe a las familias reconstituidas como “aquellas formadas por una pareja en la que uno o ambos miembros tienen hijos o hijas de una relación anterior, pudiendo residir con ellos o bien con sus otros progenitores.”, situación que con alguna frecuencia supone retos tanto alrededor del bienestar de la pareja, como de la crianza o el bienestar de los hijos.
Es habitual que lleguen a consulta parejas que plantean, entre otros temas de discusión, las dificultades que ha supuesto el ponerse de acuerdo en la crianza de los niños, los problemas de mantener el vínculo con la expareja e incluso la dificultad de lograr la aceptación de la nueva pareja por parte de los menores.
Si bien existen muchos fatores que pueden resultar complejos al manejar una familia reconstituida, en este artículo nos centraremos en 3 específicos: 1. Los miedos que puede generar el contacto con la expareja; 2. La relación del padrastro o la madrastra con los hijos y 3. La situación de los padres que no viven con los hijos.
- Es esperable que el contacto con la expareja, situación imposible de evitar, genere algún nivel de incertidumbre, malestar e incluso llegue a hacer que nos cuestionemos sobre el manejo que nuestra pareja le da a dicha situación. Con alguna frecuencia las rupturas previas no han sido realizadas de la mejor manera, lo que genera contacto confuso y difícil con la expareja. Esto es un potencial tópico de discusiones profundas en la nueva relación que se intenta conformar y puede hacer que se generen otras problemáticas como celos, desconfianza, ocultamiento de información que quebranta la buena comunicación e incluso podría suponer la finalización de la relación actual.
TIPS: La mejor alternativa para dar manejo a este tipo de situaciones es permitir diálogos abiertos, expresando miedos e inconformidades, pero teniendo cuidado de caer en el juzgamiento. Recuerda que expresar tu malestar y temores sobre esa relación previa y el contacto con la expareja, no es sinónimo de juzgar, criticar o señalar el actuar de tu pareja como padre o madre, ni tampoco es un espacio para exigir cambios en dicha dinámica, el objetivo real de este tipo de conversaciones es que se pueda hablar de la emocionalidad subyacente al evento para llegar a acuerdos en los que ambas partes cedan a partir de entender cómo se siente el otro, además de sus necesidades en el vínculo.
- En segundo lugar, el nuevo vínculo que se construye entre padrastro o madrastra con los hijos suele ser tenso y generar bastantes discusiones en el entorno de la familia reconstituida. Con frecuencia quien se ubica en la posición de la nueva pareja de papá o mamá no tiene muy claro qué rol desempeña, cómo debe tratar a los hijos de su nueva pareja, si tiene o no algún nivel de autoridad en casa e incluso llega a sentir rechazo hacia los niños, por considerarlos un obstáculo para el bienestar de la pareja. Y, por otro lado, no se puede desconocer el rol de la emocionalidad de los menores, con frecuencia los hijos, sean niños o adolescentes, sienten que la llegada de la nueva pareja al hogar es un acto de usurpación, ya sea del lugar que antes pertenecía al padre o madre que sale del hogar, o incluso puede aparecer la sensación de que “ahora deben compartir el afecto de padre o madre” con esta nueva pareja de.
TIPS: Respecto a los hijos, resulta indispensable no forzarlos a aceptar o querer al nuevo miembro de la familia, con frecuencia esto se traduce en más rechazo de los niños al adulto y mayor frustración del adulto hacia el vínculo con los niños. Si se da un lugar orgánico y basado en una nueva distribución de roles en el hogar a esta nueva pareja de papá o mamá, el acercamiento con los menores será progresivo y fluido. Y nuevamente la comunicación resulta indispensable alrededor de este tipo de temas, es necesario que se llegue a acuerdos respecto a los roles de cada uno de los miembros de la pareja, brindando la posibilidad de que todos se sientan parte de la nueva familia. Es importante mencionar que esta conversación también cumple el propósito de unificar y llegar a acuerdos respecto a las pautas de crianza, no suele resultar benéfico para la familia ni la pareja que padrastro o madrastra decida impartir de manera arbitraria nuevas reglas al llegar al hogar, sin tener en cuenta las dinámicas previas con las que ya convivía dicha familia de la que ahora hacer parte.
- Por último, respecto a los padres que no viven con sus hijos, es importante mencionar que, según comenta la American Psychological Association (APA) “los niños suelen adaptarse mejor a sus nuevas vidas cuando el padre que se ha mudado los visita constantemente y mantiene una buena relación con ellos”, lo anterior supone un reto importante para algunos padres o madres separados, que han decidido conformar una nueva familia, esto sobre todo porque posterior a este evento, las visitas y el contacto con los menores suelen reducirse de manera importante. En ocasiones si bien no hay una reducción sensible en los espacios que se comparten con el menor, hay transformaciones en estos ya que dichos momentos ahora se comparten también con la nueva pareja de papá o mamá.
Según la APA los hombres son más propensos a disminuir las visitas a sus hijos luego de iniciar una nueva relación, reduciendo dichos espacios a la mitad en promedio durante el primer año.
Toda esta situación puede ser problemática por dos motivos centrales, el primero hace referencia a la sensación de culpa del padre o madre que ha tomado distancia de sus hijos luego del inicio de la nueva relación, pero, en segundo lugar, se encuentra en contraposición al primer punto el malestar de la nueva pareja ante el contacto con la ex pareja, el manejo de los recursos económicos destinados a los hijos e incluso en desacuerdo respecto a las decisiones que se toman en la crianza de los niños aunque estos no convivan con ellos.
TIPS: Sentir y pensar de cada una de las partes, tratando de entender la posición del otro, así sea diferente a la propia. Es importante poner de manifiesto lo que cada uno puede estar experimentando ya que, dependiendo de la óptica, puede haber muchas ideas alrededor de la culpa, la sensación de injusticia, la percepción del aprovechamiento de la expareja e incluso el deseo de priorización por encima de otros involucrados en el conflicto.
Es importante recordar que, si alguno de los problemas expuestos en este artículo u otros asociados con las familias reconstituidas está generando una disrupción y disminuyendo la calidad de vida de adultos o menores en el nuevo hogar, consultar a un profesional en el área siempre es una estrategia más que adecuada, entendiendo los espacios terapéuticos como la posibilidad de aprender herramientas de comunicación que lleven a la pareja a lograr consensos beneficiosos para todas las partes.
Referencias
– Unión de asociaciones familiares (s.f). Familias reconstituidas.
– American Psychological Association (s.f). Cómo hacer que las familias reconstituidas
funcionen Familias reconstituidas.